5 Y cuando llegó Jeremías, encontró una estancia en forma de cueva;
allí metió la Tienda, el arca y el altar del incienso, y tapó la entrada.
6 Volvieron algunos de sus acompañantes para marcar el camino,
pero no pudieron encontrarlo.
7 En cuanto Jeremías lo supo, les reprendió diciéndoles: «Este lugar
quedará desconocido hasta que Dios vuelva a reunir a su pueblo y le sea
propicio.
8 El Señor entonces mostrará todo esto; y aparecerá la gloria del
Señor y la Nube, como se mostraba en tiempo de Moisés, cuando Salomón
rogó que el Lugar fuera solemnemente consagrado.»
9 Se explicaba también cómo éste, dotado de sabiduría, ofreció el
sacrificio de la dedicación y la terminación del Templo.
10 Como Moisés oró al Señor y bajó del cielo fuego, que devoró las
ofrendas del sacrificio, así también oró Salomón y bajó fuego que consumió
los holocaustos.
11 Moisés había dicho: «La víctima por el pecado ha sido consumida
por no haber sido comida.»
12 Salomón celebró igualmente los ocho días de fiesta.
13 Lo mismo se narraba también en los archivos y en las Memorias
del tiempo de Nehemías; y cómo éste, para fundar una biblioteca, reunió los
libros referentes a los reyes y a los profetas, los de David y las cartas de los
reyes acerca de las ofrendas.
14 De igual modo Judas reunió todos los libros dispersos a causa de
la guerra que sufrimos, los cuales están en nuestras manos.
15 Por tanto, si tenéis necesidad de ellos, enviad a quienes os los
lleven.
16 A punto ya de celebrar la purificación, os escribimos: Bien haréis
también en celebrar estos días.
17 El Dios que salvó a todo su pueblo y que a todos otorgó la
heredad, el reino, el sacerdocio y la santidad,
18 como había prometido por la Ley, el mismo Dios, como
esperamos, se apiadará pronto de nosotros y nos reunirá de todas partes bajo
el cielo en el Lugar Santo; pues nos ha sacado de grandes males y
ha
purificado el Lugar.
19 La historia de Judas Macabeo y de sus hermanos, la purificación
del más grande Templo, la dedicación del altar,
20 las guerras contra Antíoco Epífanes y su hijo Eupátor,
21 y las manifestaciones celestiales en favor de los que combatieron
viril y gloriosamente por el Judaísmo, de suerte que, aun siendo
pocos,
saquearon toda la región, ahuyentaron las hordas bárbaras,
22 recuperaron el Templo famoso en todo el mundo, liberaron la
ciudad y restablecieron las leyes que estaban a punto de ser abolidas, pues
el Señor se mostró propicio hacia ellos con toda benignidad;
23 todo esto, expuesto en cinco libros por Jasón de Cirene,
intentaremos nosotros compendiarlo en uno solo.
24 Porque al considerar la marea de números y la dificultad existente,
por la amplitud de la materia, para los que quieren sumergirse en los relatos
de la historia,
25 nos hemos preocupado por ofrecer algún atractivo a los que desean
leer, facilidad a los que gustan retenerlo de memoria, y utilidad a cualquiera
que lo lea.
26 Para nosotros, que nos hemos encargado de la fatigosa labor de
este resumen, no es fácil la tarea, sino de sudores y desvelos,
27 como tampoco al que prepara un banquete y busca el provecho de
los demás le resulta esto cómodo. Sin embargo, esperando la gratitud
de
muchos, soportamos con gusto esta fatiga,
28 dejando al historiador la tarea de precisar cada suceso y
esforzándonos por seguir las normas de un resumen.
29 Pues así como al arquitecto de una casa nueva corresponde la
preocupación por la estructura entera; y, en cambio, al encargado de
la
encáustica y pinturas, el cuidado de lo necesario para la decoración,
lo
mismo me parece de nosotros:
30 profundizar, revolver las cuestiones y examinar punto por punto
corresponde al que compone la historia;
31 pero buscar concisión al exponer y renunciar a tratar el asunto de
forma exhaustiva debe concederse al divulgador.